Causas más habituales de la caída del cabello


Es posible que, de repente, al peinarte o al lavarte la cabeza una gran cantidad de cabellos se desprendan con gran facilidad. Es normal que en su ciclo de crecimiento algunos cabellos caen y en su lugar crecen nuevos cabellos. El problema surge cuando el cabello que cae no es reemplazado por nuevos cabellos. Esto puede tener un origen diverso:


Estrés físico o emocional

El hecho de atravesar una etapa de gran estrés en el plano físico o de sobrellevar una gran carga emocional es una de las causas más habituales de la pérdida de cabello. De hecho, esta caída abundante del pelo puede producirse incluso meses después de haber atravesado la etapa problemática. Cuando la caída del cabello se debe al estrés físico o emocional suele restablecerse la normalidad al cabo de unos ocho meses.


Alopecia masculina

La pérdida de cabello hereditaria se da mucho más frecuentemente entre hombres que entre mujeres y es completamente normal. De hecho, la gran mayoría de hombres comienzan a quedarse calvos a partir de los 30 años. Si esto no afecta a la autoestima, no existe ningún motivo para preocuparse. No obstante, más adelante veremos algunos hábitos y remedios para desacelerar el proceso.
        
Envejecimiento

Con el paso del tiempo, el envejecimiento y la oxidación del organismo, el folículo piloso se va reduciendo y, con ello, los cabellos se hacen más frágiles y finos hasta que, finalmente, este folículo ya no es capaz de generar un nuevo cabello. Sin embargo, los folículos permanecen vivos y siempre existe la posibilidad o el potencial de que nazca un nuevo cabello. Por eso es tan importante mantener, de manera global, la salud de nuestro organismo con una alimentación y unos hábitos de vida saludables, para ayudar a nuestras células y órganos a realizar sus funciones correctamente.

Otras causas de la caída del cabello

No obstante, la caída del cabello también puede tener otras causas:

        Enfermedades infecciosas
        Enfermedades de la piel
        Uso de productos de higiene inadecuados (químicos fuertes)
        Radioterapia y quimioterapia
        Enfermedades tiroideas
        Anemia
        Alteraciones hormonales (embarazo, parto, menopausia)
        Dietas extremas y peligrosas
        Determinados medicamentos
        Trastornos inmunitarios